Embraer celebró el pasado 19 de agosto el 55º aniversario de su creación, periodo de tiempo en el que ha fabricado unos 9.000 aviones entregados en un centgenar de países.
Otro hito destacado es que el favricante brasileño ha registrado más de 800 patentes, lo cual acredita su alto nivel de innovación en la industria aeronáutica.
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«La industria aeronáutica brasileña es una referencia mundial y estamos orgullosos de celebrar en Embraer su historia de logros. Llevamos 55 años produciendo aeronaves, desarrollando tecnología punta, formando personas altamente calificadas y contribuyendo al desarrollo de la sociedad», afirmó Francisco Gomes Neto, presidente y director ejecutivo de Embraer.
En plena integración y con un intenso intercambio de conocimiento entre todas sus unidades de negocio (Aviación Comercial, Aviación Ejecutiva, Defensa y Seguridad, y Servicios y Soporte), la empresa ha construido una trayectoria de éxito guiada por la formación y calificación de personas, el desarrollo tecnológico, la innovación, la identificación de oportunidades de mercado, la planificación estratégica, la determinación y la creatividad.
En 2024, Embraer viene ejecutando su plan para atender el aumento de la producción de aeronaves y el crecimiento futuro esperado con inversiones, que incluyen actividades de investigación y desarrollo de nuevas tecnologías.
El desarrollo de una industria aeronáutica en Brasil comenzó en la década de 1930 con iniciativas del gobierno y del sector privado. Sin embargo, la concepción del proyecto de creación del Centro Técnico Aeronáutico (CTA) y del Instituto Tecnológico Aeronáutico (ITA) por el Ministerio de Aeronáutica y liderado por el Mariscal del Aire Casimiro Montenegro Filho en la década de 1940 estableció la orientación estratégica para la solidez del sector, con foco en la formación de ingenieros y el desarrollo tecnológico.
El propósito de crear una empresa capaz de transformar la ciencia y la tecnología en ingeniería y capacidad industrial se hizo realidad el 19 de agosto de 1969, mediante el Decreto-Ley nº 770, que creó Embraer, una empresa de capital mixto y control estatal. La primera misión fue realizar el perfeccionamiento, la certificación y la producción en serie del proyecto que dio origen al avión EMB-110 Bandeirante, bajo el liderazgo del ingeniero Ozires Silva, de la CTA.
En enero de 1970, Embraer inició sus operaciones industriales en la ciudad de São José dos Campos, con pedidos adicionales del gobierno brasileño para producir el jet militar italiano Xavante y el nuevo avión fumigador EMB-200 Ipanema.
En su primera década de existencia, la empresa promovió contribuciones claves para la integración nacional a través del avión Bandeirante, que fortaleció el sector de la aviación regional, desarrolló el avión ejecutivo turbohélice EMB-121 Xingu e inició sus primeras exportaciones.
En la década de 1980, con una creciente presencia internacional y consolidándose como una empresa estratégica para Brasil, Embraer logró saltos tecnológicos e innovó en el desarrollo de nuevos productos como el turbohélice de entrenamiento militar EMB-312 Tucano, el avión comercial de 30 plazas EMB-120 Brasilia y el jet subsónico AMX en una cooperación entre Brasil e Italia.
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Un intenso período de turbulencia financiera marcó el inicio de la década de 1990 y resultó en la privatización de la empresa en diciembre de 1994. La combinación de una cultura de excelencia técnica con una cultura de agilidad empresarial dio a la nueva organización un impulso para recuperarse rápidamente y recuperar su posición de liderazgo en la aviación regional, con el inicio de las entregas de la familia de jets ERJ-145, con capacidad de 37 a 50 asientos, en 1996.
Estrategia de diversificación
A principios de la década de 2000, Embraer se encontraba entre las mayores empresas exportadoras brasileñas y aceleró el desarrollo de una nueva familia de aviones comerciales, los E-Jets, que consolidarían a la empresa como líder en el segmento de hasta 150 asientos.
Cotizada en las bolsas de valores de São Paulo y Nueva York, con líneas de producción en Brasil y China, la expansión global de la empresa siguió una estrategia de diversificación que estableció la división de aviación ejecutiva con el lanzamiento de los jets comerciales Legacy 600/650, Phenom 100, Phenom 300, Lineage 1000 y Legacy 450/500.
En el área de Defensa, el nuevo avión ligero de ataque y entrenamiento EMB-314 Super Tucano comenzó a operar con los colores de la Fuerza Aérea Brasileña (FAB) e inició los estudios para un avión multimisión, el C-390. En la misma década, la empresa también desarrolló el EMB-202A Ipanema, propulsado por etanol, el primer avión del mundo certificado y fabricado en serie para volar con biocombustible y certificado en 2004.
También fundó el Instituto Embraer para conducir las acciones sociales de la empresa de forma estructurada, con foco principalmente en la educación.
Desde 2010, Embraer vivió un fuerte proceso de internacionalización, con actividades industriales hoy consolidadas en Brasil, Estados Unidos, Portugal y México. Además, la empresa promovió la expansión de la red de servicios y soporte bajo una unidad de negocios dedicada y consolidó el área de defensa y seguridad para desarrollar proyectos en tierra, mar, espacio y ciberseguridad a través de adquisiciones y formación de empresas estratégicas de tecnología.
En la segunda mitad de la década, llegaron al mercado nuevos productos, como los E-Jets de segunda generación, el E2, los jets ejecutivos de tamaño medio Praetor 500 y Praetor 600 y el C-390, desarrollados bajo sofisticadas exigencias de la Fuerza Aérea Brasileña.
En 2020, la innovación, la sostenibilidad y la eficiencia empresarial lideraron la recuperación de la compañía ante el impacto sin precedentes de la pandemia en la industria del transporte aéreo mundial. De forma más inclusiva y diversificada, manteniendo altos estándares de gobernanza corporativa, la exitosa ejecución del plan estratégico permitió el inicio de un nuevo ciclo de crecimiento y rentabilidad, con la reanudación de la actividad comercial en todas las unidades de negocio.
Hoy, con una cartera de pedidos valorada en 21.100 millones de dólares, más de 19.000 empleados y una presencia verdaderamente global, Embraer está fortaleciendo su posición como una empresa competitiva enfocada en construir la aviación sostenible del futuro.
Trágica incursión en el sector espacial
El fabricante, en el comunicado de su aniversario, omite referirse a la trágica incursión que realizó en el sector espacial, una desconsideración hacia las víctimas del siniestro. En agosto de 2003 se produjo la explosión en tierra del tercer Vehículo Lanzador de Satélites (VLS), en las instalaciones que la empresa tenía en la Base de Alcántara, al norte del país.
El accidente costó la vida a 21 personas, una parte de los cuales eran ingenieros de alta cualificación. Las pérdidas se valoraron en unos 12 millones de dólares.
Los dos anteriores VLS se lanzaron en 1997 y 1999 y tuvieron que ser destruidos en el aire. Embraer pretendía disponer de su propina tecnología espacial para lanzar al espacio satélites, lo cual tuvo un elevado coste humano y material. El fracaso obligó a la empresa a cancelar sus pretensiones de estar presente en el sector espacial.