Boeing se ha visto afectada por una huelga masiva de trabajadores tras rechazar un «acuerdo provisional» pactado entre Boeing y la Asociación Internacional de Maquinistas y Trabajadores Aeroespaciales.

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Más de 30.000 trabajadores de Boeing en Seattle y Portland dejaron de trabajar y se declararon en huelga desde las 0 horas del 12, realizando un paro de 24 horas. Alrededor del 95% de los miembros del sindicato que participaron en la votación rechazaron el acuerdo propuesto por Boeing y respaldaron la huelga.

La huelga se desencadenó al expirar el convenio acordado en 2008 (y ampliado en 2011, 2014 y 2016), después de una huelga dolorosa y costosa de ocho semanas que, según diversas estimaciones, costó a Boeing 100 millones de dólares por día, o alrededor de 1.500 millones de dólares por mes.

Los miembros de la Asociación Internacional de Maquinistas y Trabajadores Aeroespaciales (IAM) del Distrito 751 en Washington y W24 en Portland, Oregón, rechazaron abrumadoramente un acuerdo salarial provisional que habían negociado Boeing y el sindicato.

Este incluía un aumento salarial del 25% en cuatro años (el sindicato quería un 40%) y un compromiso de que Boeing construiría su próximo avión comercial en el área de Seattle si el proyecto comenzaba durante la vigencia del nuevo contrato.

Boeing había expresado su entusiasmo por el hecho de que «como parte del convenio, nuestro equipo en la región de Puget Sound construirá el próximo avión nuevo de Boeing. Esto iría junto con nuestros otros modelos emblemáticos, lo que significa seguridad laboral para las generaciones futuras. Es un gran compromiso con ustedes y con nuestra comunidad». El nuevo avión, todavía en estudio es el 797, que vendría a sustituir a 757, siendo un avión bimotor de pasillo único.

El pasado 8 de septiembre, Boeing elogió lo que llamó una ‘Oferta de Contrato Histórica’, que según afrmó proporcionaba «el mayor aumento salarial general de la historia, mayores contribuciones de la empresa para su jubilación y mejoras para un mejor equilibrio entre el trabajo y la vida personal». La dirección del sindicato también instó a sus miembros a aceptar la oferta, calificándola como el mejor contrato que jamás había negociado.

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Los miembros del sindicato apoyan la producción de aeronaves para las divisiones de Aviones Comerciales y Defensa, Espacio y Seguridad, incluidos los Boeing 737 MAX, 767, 777/777X, así como el P-8 Poseidon basado en el 737, el E-7 Wedgetail y el KC-46A Pegasus derivado del 767. El sindicato también cubre a algunos empleados de Servicios Globales y funciones corporativas.

La huelga representa el último revés para Boeing, que enfrenta pérdidas financieras crecientes y lucha por superar el daño a la reputación causado por los problemas de seguridad que afectan al 737 MAX (incluidos dos accidentes fatales) y por los problemas de calidad de producción que afectan al KC-46, mientras que los contratos de precio fijo en el T-7A y el KC-46 también han causado estragos en los resultados de la empresa.

Boeing también se había visto obligado a reducir algunas de sus tasas de producción después de que la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos impusiera un límite a la producción del 737 Max.