En una rueda de prensa celebrada en Bamako (Mali) se presentó la pasada semana el informe preliminar del accidente que sufrió el 24 de julio en Mali el MD-83 de Swiftair fletado por Air Algerie. El avión e estrelló 50 minutos después de haber despegado de Uagadugu (Burkina Faso) para dirigirse a Argel. En el accidente fallecieron 116 personas, de las que 54 son franceses.
La rueda de prensa corrió a cargo de Bernad Boudeille, portavoz de la Oficina de Investigación de Accidentes (BEA) de Francia, país que lidera la investigación del siniestro. Boudeille manifestó que por ahora no se puede privilegiar ninguna hipótesis, pues no están nada claras las circunstancias que rodearon el accidente.
Este falta de datos se debe a que el aparato que registraba las conversaciones de los pilotos funcionaba mal, pues se superponen grabaciones de anteriores vuelos, lo cual impide conocer la conversación concreta que mantuvieron minutos antes del tráfico accidente. El portavoz indicó que se trabaja con otras agencias que investigan accidentes para tratar de conocer la grabación referida al vuelo que ocasionó la catástrofe.
Por contra, las dotos referidos a los parámetros del vuelo se han podido conocer con normalidad, pero son insuficientes para averiguar qué motivó el siniestro. Los parámetros han revelado que el avión experientó una «caída brutal» de altura después de una ralentización de los motores cuando volaba a una altitud de crucero y a una velocidad de más de 700 km/h.
El experto explicó que los sistemas de pilotaje automático del avión habían sido «desconectados», pero agregó que se desconoce si «eso fue consecuencia de un automatismo del avión o de una maniobra voluntaria o involuntaria de la tripulación».
Conviene recordar que está confirmado que el avión se desvió de su ruta, al parecer para eludir una tormenta de arena que afectó a un amplia zona del Sahel.